CORP Antón Intriago Ronald

martes, 7 de junio de 2011

LA CULTURA EN LA RED

En el ámbito al que nos referimos, el hecho más significativo en los últimos veinte años ha sido la consolidación de internet y el surgimiento de nuevas expresiones mediático-culturales. Una circunstancia que ha suscitado la mirada coral de la academia iberoamericana, en ocasiones a partir de la creencia de que una realidad nueva se analiza con herramientas nuevas, por lo que sería posible trabajar desde una cierta amnesia teórica de lo pensado hasta la fecha. Son muchos los discursos posibilistas y admirativos sobre internet, en los que se descuida el análisis de sus manifestaciones constructivas y de las prácticas sociales derivadas, así como el peso que estas tienen en los procesos de innovación. Tales carencias se camuflan con una retorica complaciente, especie de filosofía de acompañamiento de la moda tecnológica.

Son muchos los retardos de partida que oscurecen la realidad de internet en las naciones iberoamericanas, circunstancia que se hace critica en el plano de la producción de contenidos de valor añadido. En el ámbito académico, por ejemplo, abundan los minifundios que ponen fachada a las universidades e instituciones académicas, pero no se hace visible, de forma significativa, una expresión clara del conocimiento que en ellas se destila. Este raquitismo en la producción de contenidos tampoco ha sido compensado con propuestas asociativas del conocimiento cobijado bajo el paraguas de una geografía lingüística común. Del mismo modo que las revistas científicas de expresión española y portuguesa se subordinan a la hegemonía anglosajona, por una lógica que magnifican por los propios sistemas de evaluación académica, en internet tampoco pueden referirse expresiones competitivas, complementarias, reforzamientos o manifestaciones de excelencia, a pesar de producirse en un escenario académico tan extenso. Por el contrario, destacan las atomizaciones, el voluntarismo y las acciones que no marcan relieves en la cartografía del conocimiento.

Volvamos a los medios. La corriente que aborda lo que en España se da en llamar .periodismo digital. Y, en general, las manifestaciones mediáticas a través de internet, está definida más por su especialización que por aspectos doctrinales. Acomete el objeto de estudio como si se tratase de una realidad aislable y autónoma del resto de las expresiones mediático-culturales. Internet y el periodismo digital son presentados
Como integrantes de un conjunto autorreferente, objeto de análisis aparentemente novedosos, sobre los que se quieren fundar, a través del encriptado teórico de lo obvio, las bases de un pseudoparadigma digital.

Una prolongación especializada, cabe colegir, de la literatura posibilista que, a modo de filosofía de acompañamiento, ilustro el discurso tecnocéntrico de las últimas  décadas del pasado siglo.
Es común, entre quienes están en el secreto del nuevo escenario de la comunicación, partir de una visión posibilista, que anticipa las bondades máximas del nuevo modelo sobre escenarios de futuro en los que, probablemente, hayan variado los estándares tecnológicos. Al tiempo, se refieren oportunidades y amenazas desde una óptica tecno céntrica, casi siempre a mayor gloria de una sociedad redimida por la comunicación.
La lógica de la historia queda mitigada y, con ella, las relaciones de poder y las tensiones sociales. Así, es frecuente descubrir, cuando se habla de la llamada brecha digital, que es presentada como un problema sin historia previa, sin contexto, como si las desigualdades sociales o las contradicciones del sistema hubiesen nacido con la irrupción de los estándares digitales, o como si los alumbramientos de progreso e innovación viviesen exclusivamente de las modas del mercado que acompañan A los ciclos tecnológicos. No extraña, por ello, que buena parte de estas visiones tengan un carácter prospectivo-descriptivo, esto es, de narración anticipada de las posibilidades tecno-comunicacionales en lo por venir.
Entre las contradicciones mostradas con la explosión de este no-pensamiento
O, en el mejor de los casos, pensamiento débil, cabe destacar dos más relevantes.

1. Ante una transformación de las extensiones tecnológicas de la comunicación sin precedentes, cuando las practicas mediático-culturales ocupan un tiempo social y una centralidad extraordinarios, la reflexión apenas abandona la estela del resplandor tecnológico, con predominio de la complacencia y las descripciones admirativas. Esto es, un pensamiento seducido y con afán de seducir.

2. Aun cuando esta corriente valora positivamente el atributo integrador de los nuevos usos tecnológicos, sus prácticas constructivas del conocimiento parecen huir del pensamiento multidisciplinar y de la propia riqueza de la cultura en red, recluyéndose en comunidades autorreferentes, en minifundios del saber.

Extraído del libro: Pensamiento Comunicacional Latinoamericano. Entre el saber y el poder.  De José Marquez de Melo.

EL CIBERCRIMEN UNA RENTABILIDAD EN AUMENTO

¿POR QUÉ EL CIBERCRIMEN ES UNA DE LAS MÁS RENTABLES Y SEGURAS INVERSIONES?
Eugene Kaspersky, un empresario ruso que encabeza la firma de seguridad informática privada más grande del mundo, explicó en una visita en Buenos Aires los esquemas de negocios que utilizan los delincuentes informáticos para sus actividades. 

 
Cuando la explotación comercial comenzó a crecer a finales del siglo pasado, se popularizaron en el ambiente tecnológico dos siglas: B2C y B2B. La primera significa en inglés “del negocio al consumidor” final y la segunda, “del negocio a otro negocio”. Un ejemplo de B2C son los supermercados o tiendas “online”, mientras que uno de B2B es la relación de una organización con sus proveedores, siempre a través de un canal electrónico. Pero en los tiempos actuales florecen otras actividades también definidas por una sigla: C2C, es decir, “de criminal a criminal”.
 
La descripción fue formulada por Eugene Kaspersky, un empresario ruso que encabeza una compañía que lleva su apellido y que es la firma de seguridad informática privada (no cotiza en bolsa) más grande del mundo.
 
En su segunda visita a Buenos Aires (la primera fue en 2008), este hombre que hace 25 años empezó como un hobby la fabricación de antivirus que luego derivó en desarrollos de criptología y finalmente en una empresa cuyos productos están en más de 300 millones de computadoras en todo el mundo, describió un panorama desalentador para el estado actual de la seguridad la industria tecnológica, aunque mostró sus esperanzas de que la situación mejore en los próximos años con la masificación de la Internet móvil.

lunes, 6 de junio de 2011

INTERNET ES MALO

INTERNET ES MALO
Aprender a tener una buena cultura para emplear la red, es la tareas de todos cibernautas del nuevo milenio, como hemos viniendo en el aprendizaje de muchas técnicas y métodos de conocimiento, de lectura, de cálculo y muchas de las ciencias que a través de la enseñanza secundaria y de la universidad, aun no esta basto para asimiliar la gran responsabilidad que tenemos en nuestras manos al crear una imagen digital en una red social, perdiendo derechos sobre nuestros datos, en especial las fotografías a la que muchos quieren compartir sus grandes momentos. 

  Como lo decía sub director del periódico libertad digital, Daniel Rodríguez Herrera “Tenemos que aprender a emplear la red, como hemos aprendido a no dejar las llaves del coche a un adolescente con ganas de juerga y acceso a una botella de whisky. Nada más, y nada menos”
 
Durante años los internautas hemos tenido que soportar que en los telediarios las únicas noticias en las que se mencionaba internet fueran sobre detenciones de pederastas. Parecía que fuera lo único que pasaba en la red, pese a que ya existía antes y no se informaba del papel que jugaban tecnologías como el teléfono en casos similares. Los más sabios auguraban que cuando todo el mundo, especialmente los periodistas, incorporaran internet a su vida diaria las noticias sobre la red abandonarían el gueto de las crónicas de sucesos. Y tenían razón, los judíos.
 
Internet nos hace la vida más fácil. Pero la vida está llena de cosas buenas y malas. Así que éstas últimas también son más sencillas. En la red es más sencillo que un adulto contacte con un menor para fines sexuales, pero porque también es más fácil que un adulto contacte con otro adulto. Internet, en resumidas cuentas, no nos hace peores ni mejores: sólo baja las barreras de entrada, que diría un economista.
 
Un claro ejemplo es la reciente sentencia firma que condena a dos chicas por crear un perfil falso de una tercera en Tuenti. Lo hicieron bien: pusieron datos reales, subieron fotos de la susodicha, detalles que sabían de su vida... era razonable suponer para sus amistades que era legítimo. Sin embargo, una vez ganada la credibilidad, incluyeron cosas falsas que la dejaban en ridículo y la hicieron insultar a compañeras suyas del instituto, lo que provocó que todo el mundo la dejara de lado y cayera en una depresión. Un plan ingenioso y retorcido, pero más sencillo que antes de la existencia de las redes sociales.
 
Se ha intentado y se intentan crear tecnologías que limiten abusos y acosos online, especialmente a menores. Pero no existe ninguna solución universal, tan sólo ayudas parciales. Al final, los padres tendrán que seguir vigilando a sus hijos y procurar educarlos de modo que eviten ellos mismos los riesgos más evidentes en su vida en la red. Que al fin y al cabo es lo que tendrán que hacer cuando sean adultos. Enviar a alguien una foto tuya en pelota picada si no quieres que tiempo después circule por la red es un riesgo tan absurdo cuando tienes diecisiete como cuando tienes treinta. Sí, es cierto que quien la cuelgue en internet debe ser perseguido, como el que roba un coche. Pero si te dejas la puerta abierta, algo de responsabilidad tendrás.
 
Tenemos que aprender a emplear la red, como hemos aprendido a no dejar las llaves del coche a un adolescente con ganas de juerga y acceso a una botella de whisky. Nada más, y nada menos.
Daniel Rodríguez Herrera es subdirector de Libertad Digital, editor de Liberalismo.org y Red Liberal y vicepresidente del Instituto Juan de Mariana.
 
Nota: El autor autoriza a todo aquel que quiera hacerlo, incluidas las empresas de press-clipping, a reproducir este artículo, con la condición de que se cite a Libertad Digital como sitio original de publicación. Además, niega a la FAPE o cualquier otra entidad la autoridad para cobrar a las citadas compañías o cualquier otra persona o entidad por dichas reproducciones.
Fuente de Origen: libertadDigital.com